El Juicio y El cuerno Pequeño.
1.
Repasar las verdades cruciales
de Daniel 7 y 8.
2.
Enfatizar la importancia del
Juicio preadvenimiento tal como está bosquejado en estos dos capítulos.
3.
Subrayar que el Reino final de
Dios será vindicado mediante sus electos justos.
I.
Una nueva visita al Santuario
(Dan. 7 y 8).
A.
La purificación del Santuario,
tanto el terrenal como el celestial, era de la mayor importancia en la profecía
de Daniel.
B.
La victoria final de Dios y de
sus santos se muestra después de que todos los imperios terrenales han
desaparecido. Esta victoria ocurre al purificarse el Santuario celestial.
II.
Una nueva visita al Juicio
(Sal. 51:1-4; Mat. 24:13).
A.
El cuerno pequeño será juzgado,
condenado y castigado mientras que los santos serán vindicados y exonerados.
B.
La justicia es parte esencial
del Juicio previo al advenimiento, que lleva a la segunda venida de Cristo.
C.
Dios juzga a su pueblo de una
manera abierta ante el universo que observa.
Existe una íntima conexión entre la purificación del
Santuario y el Juicio previo al advenimiento. Que por la fe en la justicia de
Cristo tengamos la seguridad, en el día del Juicio, de que seremos sellados en
el libro de la vida para siempre.
Daniel 7:23 al 25; 8:9 al 12; y 9:24 al 27, describen las
actividades de oposición a Dios que desarrolla el cuerno pequeño. Estas
acciones incluyen una rebelión en el cielo, que terminó con la crucifixión del
Príncipe del cielo, el pisoteo de la verdad, la sustitución del “continuo” por
un falso sistema de salvación y la persecución de los santos. En respuesta a la
pregunta: “¿Cuánto tiempo transcurrirá hasta que estas cosas se cumplan?” (Dan.
8:13, paráfrasis libre), uno de los santos respondió: “Hasta dos mil
trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado” (vers. 14).
Muy perturbado y necesitando mayor clarificación, Daniel se
quebrantó y permaneció enfermo varios días hasta que, en respuesta a su
ferviente oración, Dios envió a Gabriel (vers. 27; Dan. 9:20-27). La respuesta
de Gabriel proporciona un punto de partida para los 2.300 años. Este punto
inicial, el decreto del año 457 a.C., de reconstrucción de Jerusalén, es el
mismo que el punto de comienzo de los 490 años (vers. 24), ya que ambos
períodos son simultáneos. Si sumamos 2.300 años a 457 a.C., obtenemos 1844, el
momento en que “el santuario será purificado”. La lección de esta semana
considera el significado de la purificación, los resultados de esa purificación
y sus implicaciones para la historia del tiempo del fin descrita en Daniel.
I. El significado de la purificación del santuario
Daniel 8:14 debe referirse al Santuario celestial, porque
en 1844 d.C. no había Santuario terrenal en el cual actuaran sacerdotes. Para
ayudarnos a comprender lo que involucra esa purificación del Santuario, debemos
estudiar el Santuario terrenal del Antiguo Testamento, porque ese era una copia
del Santuario celestial (Heb. 8:5).
Levítico 16 habla del gran día anual de la Expiación, en el
que ocurría una purificación. En este día, y solo en este día, el sumo
sacerdote entraba en el Lugar Santísimo con el fin de efectuar la expiación por
el Santuario, purificándolo simbólicamente de los pecados confesados de Israel.
La nación entera caía bajo el escrutinio divino, simbolizando el Juicio final.
Todas las actividades del día eran parte del proceso de purificación, que
simbolizaba el Juicio contra Satanás, la expiación final del pecado realizado
por Cristo y la purificación del pueblo de Dios. Además, el proceso prefiguraba
la vindicación del carácter de Dios y de su poder para salvar a todos los que
confiesan sus pecados y buscan su gracia.
II. 1844 y la purificación del Santuario celestial
La profecía de los 2.300 años que termina en 1844 iniciaba
un proceso por el cual el Santuario celestial había de ser limpiado. Pablo
afirma: “Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen
purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que
estos” (Heb. 9:23).
La purificación del Santuario terrenal no puede ser
literalmente transferida al celestial, pero Pablo propone una transición de
enorme importancia. El Santuario terrenal era purificado anualmente por un sumo
sacerdote humano; pero el Santuario celestial es purificado de una vez por
todas por Cristo, el Sumo Sacerdote que es mediador de la santificación de los
creyentes en su sangre. La purificación del Santuario celestial debe
comprenderse no en el sentido de una limpieza física, sino de una limpieza
moral y espiritual. Porque allí, en las cortes del cielo, comenzó la rebelión
de Satanás y su acusación en contra del carácter de amor y de justicia de Dios.
Ahora, al final de los 2.300 años, mientras que la maldad de Satanás encuentra
su punto máximo mediante la obra del cuerno pequeño y el fin del tiempo se
acerca, Cristo comienza en el cielo el Día antitípico de la Expiación. Las
inteligencias no caídas del universo, los ángeles y Satanás mismo comprobará la
base justa sobre la cual el carácter de Dios resulta vindicado. Esa vindicación
(que eventualmente culminará con la destrucción final de Satanás y de los
pecadores, y la reunión del pueblo de Dios en su Reino) es en sí misma la
restauración del Santuario celestial.
III. El Juicio preadvenimiento
La interpretación de los 2.300 años condujo a los adventistas
a enseñar no solo la purificación del Santuario celestial sino también el
Juicio previo al advenimiento de todos aquellos que profesaron el nombre de
Cristo. ¿Por qué hay una necesidad de realizar este Juicio? Hay dos razones:
1.
Cuando Cristo regrese, él
recompensará a su pueblo (Mat. 16:27) y los reunirá en su Reino. Entonces, ¿no
es apropiado que haya un proceso de Juicio antes de la segunda venida de
Cristo, de modo que Satanás y sus fuerzas ya no puedan acusar a Dios de ser
injusto, y a su Ley de ser imposible de obedecer? El Juicio preadvenimiento
sella el carácter de los santos contra estas falsas acusaciones.
2.
El universo entero será testigo
de la vindicación del carácter de Dios, y se dará cuenta de cuán irrazonables
son las acusaciones de Satanás, y se maravillará a causa de la satisfacción
redentora y mediadora por parte de Cristo de la justicia y el amor de Dios. Al
concluir el proceso, habrá una aclamación universal: “Grandes y maravillosas
son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos,
Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues
solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán,
porque tus Juicios se han manifestado” (Apoc. 15:3, 4).
Textos para estudiar: Levítico 16; Salmo 51; Mateo 22:1-13; Hebreos 9:22-24; Apocalipsis
20:11-15; 22:12.
1.
Muchas personas se sienten
amenazadas por la idea de un Juicio, especialmente a manos de un Dios que todo
lo sabe. Pero el proceso judicial descrito en Daniel 7:8 al 14 y 19 al 27,
revela principalmente la condenación y la destrucción del cuerno pequeño y la
vindicación de los “santos del Altísimo” (Dan. 7:22). ¿Qué problemas están
involucrados en este Juicio? ¿Quiénes son sus personajes principales? ¿De qué
modo está esto relacionado con la “purificación del Santuario”?
2.
A lo largo de toda la gran
lucha entre la verdad y el error, Satanás ha podido usar mentiras, coerción,
violencia, odio y otras armas que no son consistentes con el carácter de amor,
justicia, misericordia y gracia de Dios. Aunque algunas vislumbres de este
conflicto cósmico han revelado los métodos de Satanás durante los siglos, el
Juicio preadvenimiento revelará los problemas en juego para que todo el
universo los verifique. ¿Qué evidencias condenarían a Satanás, y por extensión,
al cuerno pequeño y los demás poderes opresores?
3.
Lee Levítico 16. ¿De qué modo
la purificación del Santuario terrenal en el Día de la Expiación se relaciona
con la purificación del santuario celestial? De acuerdo con el simbolismo,
¿quién está siendo justificado? ¿Quién está siendo condenado?
4.
Si nuestra situación en el
Juicio se basara solo sobre nuestras realizaciones, estaríamos en grandes
problemas. Porque, como Pablo recordó a los creyentes de Roma: “Todos pecaron,
y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3:23). Afortunadamente,
enfrentamos el Juicio con el fundamento de los méritos de Cristo, no los
nuestros. ¿De qué modo esa verdad cambia la manera en que consideramos el
Juicio? ¿De qué modo modifica la forma en que hablamos de él a otros?
En su lecho de muerte, Harold Marshall Sylvester Richards,
hijo, un evangelista radial de larga trayectoria, quien sucedió a su padre, H.
M. S. Richards como orador de The Voice of Prophecy, estaba pensando acerca de
la predicación. Le dijo a su hija, Mary Richards King y a Lonie Melashenko, su
sucesor en la Voz de la Profecía, lo mismo: él quería predicar acerca del
regreso de Jesús. El punto clave era: “Él está ya en camino”.
La esperanza de que Jesús está viniendo ha sustentado la fe
de los cristianos durante siglos, desde los confines del Imperio Romano del
primer siglo, donde él fue crucificado, hasta las metrópolis del siglo XXI en
las cuales muchos de nosotros vivimos y trabajamos. Pero, ¿qué está trayendo
Jesús consigo? “Mi galardón” dice él en Apocalipsis 22:12, “para recompensar a
cada uno según sea su obra”. ¡Y ese es el regalo de Jesús para cada hombre,
mujer y niño!
Determinar quién recibe cuál recompensa es un proceso que
está ocurriendo ahora mismo; es parte del Juicio previo al advenimiento, y es
otra fuente de consuelo para el cristiano.
Dios no está sentado por allí, inactivo e indiferente.
Jesús no está reclinado en un “sofá” celestial. El Espíritu Santo no está de
vacaciones. En cambio, las vidas y las obras de todos los que alguna vez
vivieron están siendo sometidos a revisión.
Durante la Guerra Civil Norteamericana, Julia Ward Howe
escribió en el canto: “El Himno de la Batalla de la República”, que Dios está
“revisando los corazones de los hombres delante de su trono de Juicio”.
¡Eso es una buena noticia! Dios está involucrado
activamente en nuestras vidas. Noticias mejores todavía: Jesús mismo presenta
nuestro caso, si hemos confiado en él, para darnos nuestra salvación. Las
mejores noticias: ¡Él está en camino, trayendo recompensas consigo!
Rompamos el Hielo:
.El sitio Web http.//unusualchurches.blogspot.com enumera iglesias poco usuales
y religiones que tienen un sistema singular de creencias. Aquí nombraremos
algunas de ellas:
“El Templo del Vampiro está... dedicado a la religión del
Vampiro, registrada legalmente en el gobierno federal desde 1989".
La Iglesia del Fantasma Amistoso provee “un lugar y
ambiente para el arte de primera calidad, la música y el teatro que se pasa por
alto o no son bien apreciados, o que de otro modo son marginados por la
complacencia de la mayoría”.
El templo de Godzilla ofrece “todo lo que una vez quiso
saber acerca de Godzilla”.
La religión del Cabello, donde se reverencia el cabello.
Preguntas para Reflexionar:
1.
Las
“iglesias” enumeradas arriba son singulares. No obstante, ser singular no
necesariamente es malo. Después de todo, como adventistas, somos en cierta
manera también peculiares. ¿Cómo es eso? ¿Qué cosas acerca de nosotros, no solo
en doctrina sino también en otras áreas, nos ayuda a que seamos diferentes de
otras iglesias?
2.
La
creencia en el Juicio preadvenimiento es lo que hace que la Iglesia Adventista
del Séptimo Día sea singular. Siendo que tenemos otras doctrinas fundamentales
que son compartidas por una iglesia protestante u otra, ¿por qué es importante
enfatizar la creencia que nos diferencia de las otras denominaciones? ¿O
deberíamos procurar disminuir el énfasis en el papel del Juicio preadvenimiento
en nuestra teología?
3.
Hoy,
se pone mucho énfasis en la unidad y la integración. La
unidad entre las muchas denominaciones cristianas es un tema especialmente
debatido. ¿Cómo podemos nosotros, como iglesia, mantener nuestras creencias
mientras pensamos en la unidad cristiana? ¿O deberíamos abrazar esa unidad de
todos modos? ¿Cuáles son las ventajas de estar más estrechamente ligados con
otras iglesias? ¿Cuáles son las desventajas, o aun los peligros?
Preguntas de aplicación:
1.
Cuando los milleritas leyeron
primero e interpretaron las profecías de Daniel 8 y 9, se convencieron de que
Cristo estaba regresando. Estaban tan convencidos, que muchos de ellos no
recogieron sus cosechas ese año. ¿Por qué desperdiciar tiempo trabajando en los
campos? ¡Jesús está regresando! Pero cuando no ocurrió lo que esperaban muchos
quedaron desilusionados y confundidos. Aunque admiramos su sinceridad y
dedicación, no queremos cometer el mismo error. ¿Cómo podemos, como iglesia,
mantener el equilibrio correcto entre creer que Jesús está regresando y, no
obstante, seguir adelante con nuestras tareas y trabajos diarios en la vida?
El Juicio y El cuerno Pequeño.
Reviewed by SAM
on
11/29/2016
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