LA MATEMATICA DEL MATRIMONIO


Cuando dos es igual a uno: La matemática del matrimonio
Miguel Ángel Nuñez
Juan y María son dos personas completamente diferentes: diferentes en crianza, personalidad y antecedentes. Después de un tiempo y de mucha oración y consejos, marchan hacia el altar y toman el voto de llegar a ser una carne bajo la bendición de Dios. ¿Qué significa llegar a ser uno? ¿Es posible que dos personas diferentes lleguen a ser "uno"? Algunos dirían que no. Sin embargo, la Biblia dice que sí. Pero, ¿cómo comprendemos la declaración de que los dos "serán una sola carne" (Gen.
2:24) ¿Será un misterio matemático? ¿O hay algo más en ello?

La matemática de la anulación
Algunos argumentarían que el matrimonio cristiano es un milagro que trasciende la
sencilla regla matemática y que nos da la ecuación 1+1=1. Tal argumento no refleja el
verdadero significado de Génesis 2:24 o el principio bíblico subyacente de la unidad en
el matrimonio. Si 1+1=1 es correcto, se deduce que uno de los dos debe renunciar a sí
mismo y llegar a ser 0. Tal renunciamiento propio permite una posibilidad matemática
(1+0=1), pero crea una dificultad teológica.
Consideremos a Elisa. Ella era una de esas personas que parecen tener una visión muy
clara de su futuro. Tenía el potencial para llegar a tener éxito profesional. Siempre
alegre, siempre alerta, tenía una personalidad que la hubiera hecho avanzar hacia
arriba. Sin embargo, cuando Elisa se casó, comenzó a experimentar pequeños cambios
en sus actitudes. La inseguridad y dudas acerca de sí misma lentame nte comenzaron a
entrar en su vida. Llegó a ser una profesional, pero el alto nivel de éxito parecía
eludirla. Llegó a ser muy tranquila y sonreía o reía sólo cuando su esposo no estaba
cerca. Vivía una vida rutinaria, a veces dolorosamente solitaria y rara vez se expresaba
aun sobre asuntos como la educación de su hijo, la decoración del hogar, o las ropas
que vestía. Su esposo decidía todo.
Ustedes se han encontrado con Elisa muchas veces en todo lugar imaginable. Ella lleva
la vida como una rutina, aun presentando una imagen placentera por afuera. Pero
dentro de ella hay escondidos una multitud de problemas que no los detectan ni
siquiera los amigos más íntimos o los miembros de su familia. Los sicólogos llaman a
esto el Síndrome de la Identidad Anulada, que se observa más en las mujeres que en
los hombres.
Dos características muy significativas identifican a este síndrome: la pérdida de la
capacidad de tomar decisiones y la lenta transferencia del control de todas las cosas a
su cónyuge, incluyendo los gustos más personales. ¿El resultado? Un gran sentido de
frustración, no expresado verbalmente, pero guardado internamente hasta que un día
estalla en forma de trauma emocional. Y surgen a la superficie sentimientos de temor,
angustia y dolor emocional.
Elena White aconseja que la esposa "no debería sacrificar sus fuerzas y permitir que
sus capacidades queden dormidas, apoyándose totalmente sobre su esposo. Su
individualidad no debe ser absorbida por la de él. Ella debería sentir que es igual a su
esposo, para estar a su lado, fielmente en el puesto del deber de ella, y él en el de él".1
También escribió: "Dios le ha dado conciencia [a la esposa], la que ella no puede violar
con impunidad. Su individualidad no puede ser absorbida en la del esposo... Es un error
imaginarse que con devoción ciega ella ha de hacer exactamente lo que su esposo dice
en todas las cosas, cuando ella sabe que al hacerlo, su cuerpo y su espíritu sufrirían
daños".2
En otra ocasión, hablando a una pareja de recién casados, Elena White dijo: "Pero
mientras deben combinarse como uno, ninguno de ustedes ha de perder su
individualidad en el otro. Dios es el dueño de la individualidad de ustedes. A él deben
preguntarle: ¿Qué es lo correcto? ¿Qué está mal? ¿Cómo puedo cumplir mejor el
propósito de mi creación?"3
De este modo, el ideal de la unidad bíblica no permite la anulación o la renuncia del
uno hacia el otro. Un cónyuge no ha de controlar la conciencia del otro. En realidad, la
actividad creadora de Dios que involucró una costilla es un símbolo poderoso de que
Eva "no habría de controlarlo como la cabeza, ni ser pisoteada bajo sus pies como
inferior, sino estar a su lado como igual".4 "Nadie se casa para que su personalidad sea
destruida o ignorada por su cónyuge".5
La matemática de la mutilación
Si la anulación de una persona no es la respuesta al problema de la unidad, ¿podremos
pensar en la mutilación de ambos como una manera de comprender el concepto? Por
mutilación quiero decir que cada persona renuncia al 50 por ciento de su yo. Esto
permitiría que la fórmula se cumpliera: 0,5+0,5=1. Algunas parejas cristianas caminan
por este sendero por razones sociales y financieras, por el bien de los hijos o para evitar
el fracaso. En el proceso, se ven forzadas a renunciar a muchas de sus metas y de sus
sueños personales.
Aquellos que siguen esta ruta, muchas veces no se dan cuenta cuándo dejaron de ser
ellos mismos y llegaron a ser otros. "Ambos decidieron que su 'vida' sería una 'forma
de vida'. Pero con el transcurso del tiempo, ambos deben examinar si su vida diaria es
una vida real, una agonía... o una muerte".6 En realidad, ambos están "medio muertos"
porque han dejado el 50 por ciento de sus vidas fuera de la relación.
Si el porcentaje es diferente, digamos que uno renuncie al 40 por ciento y el otro al 60,
el resultado podría ser aún más desastroso. No, la respuesta al problema de la unidad
en el matrimonio no reside en la matemática de la mutilación, sino en el misterio del
amor. Pero primero, consideremos una pregunta fundamental.
En busca de una solución
Si sientes que cualquiera de los
acertijos matemáticos descritos
arriba calzan en tu caso, detente
un momento. ¿Qué deberías
hacer para vencer la tentación
de la negación propia?
1. Pide ayuda. Es relativamente
fácil no percibir que tu
personalidad está sufriendo
lentamente un proceso de
anulación. Busca la ayuda de un
profesional cristiano,
preferentemente con
antecedentes pastorales. Tal
ayuda puede permitirte
redescubrir y reforzar tu
personalidad peculiar.
2. Desaprende. La conducta es
aprendida, y como tal, puede
ser desaprendida. Las personas
tienen muchas razones para
entregar sus vidas para ser
administradas por otros. Cada
vez que las personas permiten que otros las controlen hasta el punto de no saber
quiénes son deberían tratar de encontrar la causa. Pueden ser situaciones familiares,
traumas de la niñez que no se han resuelto, o alguna crisis que forzó a un miembro de
la pareja a hacerse cargo de todo.
3. Expresa tus sentimientos. Si sientes que no se te está escuchando, o que tu cónyuge
tiende a despreciarte y a tomar ventajas, es tiempo de hablar. Comunícate y hazte oír.
Ayuda a tu cónyuge a apreciar y a afirmar el principio de mutualidad en el matrimonio.
4. Estudia el propósito del matrimonio. Dios dio al esposo y a la esposa la
responsabilidad de cuidar el uno del otro. Tanto el esposo como la esposa han de
complementarse mutuamente. Aunque ninguno debe ser conciencia para el otro, ambos
pueden ser una fuente de fortaleza mutua.
5. Trátense el uno al otro con respeto mutuo. El esposo y la esposa deben comprender
que son socios iguales en una relación ordenada por Dios. Ambos tienen
responsabilidades para conservar esta relación de amor y cuidado mutuos.
El misterio del amor
Volvamos a nuestra pregunta. ¿Qué significa "serán una sola carne"?
Cuando Mary y yo comenzamos nuestra vida de casados, tuvimos que afrontar muchos
conflictos que surgieron de nuestras diferencias culturales y de la manera en que
hacíamos las cosas. Los primeros años fueron difíciles. Después de tratar de
"convencer" e imponer nuestro punto de vista al otro, finalmente pudimos tomar el
camino del acuerdo. Comenzamos con cosas pequeñas, como nuestras comidas.
Personalmente no me gusta el aceite de ninguna clase. Mi esposa, por otro lado, goza
poniendo aceite a todo. Al comienzo fue una lucha, tratando de hacer desaparecer el
aceite de la comida y de la despensa. Pero, un día, ella descubrió que era posible
cocinar sin aceite, añadiéndolo después. Durante 14 años hemos estado cocinando sin
aceite en casa, pero los que están interesados en comer con aceite, sencillamente lo
añaden en su plato más tarde. Problema resuelto.
Para mí, descansar significa recostarme en un sofá para leer un buen libro o escuchar
algo de música. Para mi esposa, descansar significa salir a caminar. Al comienzo traté
de convencerla de la ventaja de quedar en casa para leer un poco. Ella, por otro lado,
quería que yo entendiera la importancia de salir al aire libre. Finalmente, optamos por
decidir por turno qué actividad haríamos, aunque al otro no le gustara demasiado la
elección. Estamos contentos con este arreglo. A través de los años, yo aprendí a
apreciar un día al aire libre, y mi esposa pasa más tiempo leyendo. Lo que aparece
como un problema puede resolverse con respeto y consideración mutuos.
La unidad, por lo tanto, no significa eclipsar la personalidad del otro. Significa
renunciar al deseo de dominio sobre el otro, y en cambio, llegar a un alto nivel de amor
y de respeto mutuo, y crear la unidad que es el fundamento del éxito en el matrimonio.
El ingrediente básico de esta unidad debería ser, por supuesto, el amor.

El amor es la solución
El amor no es egoísta, no busca lo suyo. Nacido del libre albedrío, el amor busca dar y
no recibir. Sólo los que no aman demandan sumisión y anulación.
Ninguno se une con otro en matrimonio para perder su propia individualidad. Por el
contrario, nos unimos con una persona que aprecia nuestra singularidad y dignidad. La
relación de una pareja es una dedicación recíproca de cooperación mutua. Ambos son
felices al ver que el otro alcanza su máximo potencial.
Cada persona es única. El dicho de que "Dios quebró el molde después de haberte
hecho a tí" no sólo es cierto, sino debería ser repetido más a menudo. Nunca hubo ni
nunca habrá otra persona exactamente como tú o como yo. Por lo tanto, en el
matrimonio, al establecer una relación de amor, lo estamos haciendo con una persona
muy singular. El amor y el respeto por esa singularidad conserva la unidad de la
relación.
Un proverbio chino dice: "No camines delante de mí, no puedo seguirte. No camines
detrás de mí, no te puedo guiar. Camina a mi lado y seré tu amigo". Allí reside el
secreto de un amor perdurable y unido. Dos seres diferentes, caminando lado a lado,
tomados de la mano, con los corazones unidos, afirmando que ellos son uno en la
misteriosa relación del matrimonio.

Miguel Ángel Núñez era director de educación y de ministerio juvenil en la Unión
Chilena cuando escribió este artículo. Las ideas de este artículo han sido
desarrolladas más ampliamente en uno de sus libros, Amar es todo (Buenos Aires:
ACES, 1994).. Su dirección es: Universidad Adventista del Plata; 25 de Mayo 99;
3103 Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina. Email: miguelanp@hotmail.com
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Notas y referencias
1. Ellen G. White, El hogar cristiano (Mountain View, Calif: Pacific Press Publ. Assn.,
1979), p. 206.
2. Id., p. 101.
3. White, Joyas de los Testimonies (Buenos Aires: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 1970)t. 3, p.95.
4. White, El hogar cristiano, p. 27.
5. Alfredo Altamira: "En el matrimonio 1+1 no es 1 ni 2", Vida Feliz 29 (Julio 1992) 7:8.
6. Id., p. 9.
© 1997-2003, Adventist Ministry to College and University Students (AMiCUS)
Sitio de Diálogo: www.adventist.org/education/dialogue/
Extraido de
http://dialogue.adventist.org/articles/11_1_nunez_sp.htm
LA MATEMATICA DEL MATRIMONIO LA MATEMATICA DEL MATRIMONIO Reviewed by Full Adventistas on 10/29/2008 Rating: 5

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