Sanidad de la Mente
Cierta mujer mira hacia fuera de
la ventana mientras el viento hace azotar la lluvia contra los cristales. El
cielo nocturno se ilumina incesantemente con relámpagos mientras los truenos
estremecen el tejado. Aunque está segura y protegida dentro de su cómodo hogar,
tiene un nudo en el estómago y le tiemblan las manos al mirar el reloj por
centésima vez. Su esposo e hijos tienen 45 minutos de retraso. No puede comer,
no puede descansar. Se siente enferma.
De pronto, las luces del automóvil se anuncian por el frente y los rostros
sonrientes de su familia contestan su saludo con la mano. Aun antes de cerrarse
la puerta del garaje, ya el dolor de estómago ha desaparecido, se han ido los
temblores y la mujer recuerda que todavía no ha cenado.
La conexión entre la mente y el
cuerpo es profunda y tiene fuertes implicaciones en la vida espiritual. La
culpa y las dudas pueden volver un cuerpo saludable en una enferma colección de
huesos y tejidos. Sin una constante infusión del amor de dios fluyendo a través
de las fibras de nuestra mente, nuestro cuerpo sufre toda clase de
enfermedades, que dejan perplejos a los médicos y arruinan la existencia.
Enfocaremos nuestra atención en
la mente, a fin de descubrir la gran verdad que encierra el texto que dice:
“Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él” (Proverbios 23:7).
“La mente seguramente se empequeñecerá si está ocupada constantemente con las
cosas de este mundo. Pero si la entrena a espaciarse en temas celestiales y
eternos, se expandirá, elevará y fortalecerá. La mente debe asirse de las cosas
invisibles y meditar en ellas; entonces las cosas de interés eterno quedarán
tan exaltadas por sobre lo terrenal, que los asuntos temporarios se hundirán
por comparación en la insignificancia” (Revista del segundo advenimiento y
heraldo del sábado, 12-23, 1884)
“Tú le guardarás en completa paz,
cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti se ha confiado” (Isaías 26:3).
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses
2:5)
La exploración de la mente humana es a la vez fascinante y frustrante. Todos
tenemos la misma serie de emociones, necesidades y deseos, pero todos diferimos
en la forma como los enfrentamos.
Alabado sea Dios por Jesús! En él
encontramos al supremo y perfecto ejemplo de cómo vivir, cómo pensar, cómo
reaccionar y cómo satisfacer completamente las emociones que sentimos
profundamente en el corazón. En Jesús descubrimos un plano común desde el cual
enfrentar nuestra condición humana nada común.
Pongamos como centro la vida y mente de Jesús al guiarnos en el estudio de
nuestra propia mente.
Recomendaciones:
º Sea abierto y honesto. Jesús tiene respuesta para todo.
º Permita la consideración de una amplia esfera de ideas y conclusiones, hay
muchas maneras de estar “en lo correcto”.
º Buscar y animar nuevas perspectivas en las respuestas que recibe durante
reuniones con otras personas.
º Esfuércese por dejar a los que le rodean más sabios y más cerca de Dios
después de hablar con cada persona.
Sanidad de la Mente
Reviewed by SAM
on
11/17/2016
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