¿Estás Seguro de tu Salvación?
Qué
harían Uds. si tuviesen solamente cinco minutos de vida, y lo supiesen. Si Uds.
supiesen que solamente les quedan cinco minutos de vida, ¿qué harían ? Yo creo
que puedo predecir lo que harían.
En primer lugar, confesarían todos
sus pecados a Dios; y en segundo lugar le pedirían más tiempo de vida, porque
cinco minutos no son suficientes, verdad ?. Ahora, no digo esto porque creo que
Uds. sean un grupo de cristianos no muy buenos. No, no lo digo por eso. Al contrario,
lo digo porque sé que Uds. son cristianos concienzudos, que están deseando
vivir de acuerdo a la voluntad de Dios; y ninguno quisiera encontrarse con la
muerte, sin haber confesado todos sus pecados a Dios. No es asi ?.
Ahora, cuando pensamos de esta
manera, estamos presuponiendo dos cosas. En primer lugar, presuponemos que
entre un acto pecaminoso y la confesión de ese pecado, estamos perdidos. La
segunda suposición, es que la confesión de nuestros pecados nos asegura el
perdón de ellos. En otras palabras, si muero sin confesar mis pecados, estoy
perdido; pero si los confieso, me son perdonados. ¿ Correcto ?. ¿ Si o no ?.
Siento decirles que ninguna de las dos suposiciones son correctas; las dos son
falsas; están completamente equivocadas. ¿ Le sorprende ?.
En primer lugar, el hecho de que un
cristiano peque, no significa que está perdido. No significa que ha sido
rechazado por Dios. La pluma inspirada nos dice en Obreros Evangélicos, en la
página 277: "Si en nuestra ignorancia damos pasos en falso, y erramos,
Cristo no nos abandona”. Y otra vez en el Camino a Cristo, en la página 64:
"Aún si somos vencidos por el enemigo, no somos desechados ni abandonados
por Dios". Aún si somos vencidos por el enemigo, no somos desechados ni
abandonados por Dios. Si no somos desechados ni abandonados, eso quiere decir
que somos aceptos ante Dios. Quiere decir que pertenecemos a El, que somos
salvos aún si somos vencidos por el enemigo. El Señor Jesús es el que nos dice
en Su Palabra, en el libro de Hebreos 13:5 = "No te desampararé, nunca te
dejaré". Noten Uds. lo que dice el Señor Jesús: no te desampararé, nunca
te dejaré. Nuevamente del Discurso Maestro de Jesús, de la página 100:
"Cristo nunca abandonará el alma por la cual murió. Ella puede dejarlo a
El, y ser vencida por la tentación, pero nunca puede apartarse Cristo de uno a
quien compró con Su propia vida". Noten Uds. lo que dice, ella puede
abandonarlo y dejarlo a El. Pero Cristo nunca abandona a aquel a quien El
compró por Su propia vida.
Es obvio, por lo tanto, que hemos
hecho algunas suposiciones erróneas acerca del pecado imperdonable. Algunos
piensan, que Dios puede llegar a cansarse de nosotros. Creen que Dios se enoja
con nosotros, y después de aguantar tanto, siempre cometiendo los mismos
pecados, y pidiendo perdón por lo mismo, que finalmente Dios se cansa, y nos
abandona. Algunos piensan que el pecado imperdonable es cuando Dios finalmente
ya deja de interceder por nosotros, porque seguimos en lo mismo, tanto, que
finalmente Dios dice: ya basta, no vale la pena. Siempre está pidiendo por el
mismo pecado, y vuelve y cae en lo mismo. Eso piensan algunos que es el pecado
imperdonable. Nada podría estar más lejos de lo que enseña la Escritura, que
esa falsa suposición. Dios jamás nos abandona. Cuando Pedro le preguntó al
Señor Jesús, cuántas veces debo perdonar a mi hermano, siete ?. No se estaba
refiriendo a siete veces en toda la vida, que debo perdonar a mi hermano. El
Talmud decía que cuando alguien comete el mismo error, hasta siete veces se lo
puede perdonar. Cuando comete el mismo error. Por eso Pedro le dijo, Señor,
cuántas veces debo perdonar a mi hermano ?. Y Cristo le dijo: No siete, sino
setenta veces siete. El mismo error. Creen Uds. que Dios nos va a pedir algo
que El mismo no está dispuesto a hacer ?. Dios nunca nos abandona. Cuando un
cristiano peca, eso no quiere decir que es rechazado por Dios, o que se pierde.
Y vamos a hablar más de esto.
La segunda suposición errónea es que
la confesión de nuestros pecados nos consigue el perdón de ellos. En otras
palabras, si yo confiezo mis pecados, estos me son perdonados; pero si no los
confiezo, entonces no pueden ser perdonados. No son perdonados. Noten esta cita
del Discurso Maestro, en la página 97: "No debemos pensar que, a menos que
confiesen su culpa los que nos han hecho daño, tenemos razón nosotros para no
perdonarlos". Cómo fue eso ?. "No debemos pensar que, a menos que
confiesen su culpa los que nos han hecho daño, tenemos razón nosotros para no
perdonarlos. Sin duda, es el deber de ellos humillar sus corazones por el
arrepentimiento y la confesión. Pero nosotros hemos de tener un espíritu
compasivo hacia los que han pecado contra nosotros, confiesen o no sus faltas,
hemos de perdonarlos. Por mucho que nos hayan ofendido, no debemos pensar de
continuo en los agravios que hemos sufrido, ni compadecernos de nosotros
mismos. Asi como esperamos que Dios nos perdone nuestras ofensas, debemos
perdonar a todos los que nos han hecho mal". Ahora, podemos imaginarnos
nosotros a Dios demandándonos perdonar a otros, confiesen ellos sus faltas o
no, si El mismo no estuviese dispuesto a hacer lo mismo por nosotros ?. Si El
quiere que yo perdone a mi hermano antes que él me pida perdón. Y aún si no me
pide perdón, que yo lo perdone. No hará El lo mismo con nosotros ?. Uds. se
preguntarán: Qué está diciendo el Pr. Gambeta ?.
Recuerdan Uds. al ladrón en la cruz
?. Que le pidió a Cristo, acuérdate de mi cuando vengas en Tu Reino ?. Cuántos
pecados confesó el ladrón en la cruz ?. Cuántos ?. Cuáles ?. Claro, si hubiese
vivido más tiempo, sin lugar a dudas hubiese confesado todos sus pecados. Pero
el caso es que no vivió más tiempo. Y no hay registro alguno en la Biblia, de
que haya confesado sus pecados en forma específica. Sin embargo, fue perdonado,
y estará en el paraíso como Cristo le prometió.
Y qué del hijo pródigo ?. De aquel
que se fue lejos de su padre y despilfarró su herencia. Cuando se dió cuenta de
su condición, decide volver a su padre. Y allá se aprende de memoria la
confesión que le va a decir a su padre. Dice, cuando lo vea le diré: padre he
pecado contra el cielo y contra ti; no soy digno de ser llamado tu hijo. Hazme
como uno de tus jornaleros. Acéptame de vuelta señor. Sin embargo, cuando se
acerca a su padre, dice Lucas 15, que el padre lo vió de lejos, y corrió a
abalanzarse a sus brazos. Y el hijo comienza a repetir la confesión que se
había aprendido de memoria para decirle a su padre; y ahi encontramos nosotros
en la Bíblia una de las interrupciones más hermosas de toda la Bíblia. El padre
no le deja terminar la confesión.
Antes
que el joven termine su estudiada confesión, el padre lo abraza y lo recibe con
gozo. ¿Por qué no le permitió terminar la confesión ?. Por que ?. Ah, porque el
padre lo había perdonado mucho antes siquiera de que el joven pensase en
regresar. El padre lo había perdonado desde el mismo momento que él pecó en
contra de su padre. Y la prueba está, que dice la Escritura, que lo estaba
esperando. Dice la sierva de Dios: todos los dias salía a la puerta mirando el
camino para ver si regresaría su hijo. Ya lo había perdonado. O van a decirme
Uds. que lo perdonó cuando el joven le confesó su falta ?. ¿Cuándo lo perdonó
?.
Estos dos casos, y otros más
registrados en las Escrituras, me llevan a mi a concluir de que el perdón no
está basado, no depende de nuestra propia confesión. Sinceramente, creo que
debemos re-estudiar este asunto del perdón de los pecados. Y en segundo lugar,
debemos comprender mejor lo que significa la confesión. En primer lugar, esta
noche estudiaremos nuestro concepto del perdón de los pecados. Y en un tema
sub-siguiente, estudiaremos más a fondo el verdadero significado, el motivo
correcto de la confesión.
Veamos pues el perdón de los
pecados. Hay tres cosas fundamentales que yo quiero dejar en claro, con
respecto al perdón de los pecados. Tres cosas. Que se nos queden grabadas en
nuestra mente. La primera, en primer lugar. El perdón ya fue provisto por
Cristo. Lo repito, el perdón ya fue provisto por Cristo, sin que nosotros lo
hayamos pedido, o hayamos hecho nada para conseguirlo. Saben Uds. que es muy
fácil pensar, que son nuestras confesiones la base por la cual somos
perdonados. Es muy fácil decir, yo confieso mis pecados y porque yo me
arrepiento y confieso mis pecados, Cristo me perdona. Pero el perdón de
nuestros pecados queridos hermanos, no está basado en nuestra confesión.
No
está basado en nuestra oración. El perdón de nuestros pecados está basado en la
oración de Cristo. En la que El oró cuando estaba siendo crucificado. Se
recuerdan Uds. de la oración que hizo el Señor Jesús ?. Se encuentra registrada
en Lucas 23:34. Mientras estaban crucificando al Hijo de Dios, Jesús decía:
"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". Es la respuesta a
esta oración, lo que trae como resultado el perdón de nuestros pecados. No la
respuesta a mi oración. Noten Uds. la cita inspirada del Deseado: "La
oración de Cristo por sus enemigos, ´Padre, perdónalos porque no saben lo que
hacen´, abarca al mundo entero". No estaba orando solamente por los que Lo
estaban crucificando. Dice que esa oración incluía al mundo entero.
"Abarca a todo pecador que hubiera vivido desde el principio del mundo, o
fuese a vivir hasta el fin del tiempo". A quién incluye la oración de
Cristo ?. A todos. Contéstenme Uds.: creen Uds. que Dios respondió la oración
de Cristo, o no la respondió?. Respondió Dios la oración de Cristo ?. Ya lo
creo que la respondió. El Calvario es la prueba de ello. Dios respondió la
oración del Señor Jesús, perdonando a todos los pecadores, como dice la cita.
Todo pecador que hubiese vivido desde el comienzo del mundo, hasta el fin del
tiempo, ya ha sido perdonado por la oración de Cristo. Si mis pecados son
perdonados hoy dia, es como respuesta a la oración de Jesús. Y esa oración te
incluye a ti, y me incluye a mi también. Ahora, el hecho de que la oración ya
haya sido contestada, no quiere decir que todos acepten el perdón que ya ha
sido dado. Y este es nuestro primer punto. El perdón ya ha sido concedido. Ya
estamos perdonados en Cristo. Sin embargo, para que ese perdón se haga efectivo
en nuestra vida, nosotros tenemos que hacer algo. Y ese será el segundo punto.
Pero déjenme repetir el primero una vez más. El perdón no está basado en
nuestras oraciones.
Está basado en la oración de Cristo. Aún más, el perdón es
un acto consumado para toda la raza humana. Sin tener en cuenta, en absoluto,
la reacción del hombre al respecto. Noten lo que estoy diciendo. Toda la raza
humana ya ha sido perdonada por Dios. Este es un acto completo, terminado,
concluído, absoluto. Recuerdan Uds. que hablamos de esto en nuestro último tema
?. Dijimos, que la reconciliación se efectuó independientemente de respuesta
alguna de nuestra parte. Aún más, este era un asunto que envolvía mucho más que
el perdón de los pecados, mucho más que la salvación de la raza humana. Estaba
en juego qué cosa ? Qué cosa ?. La vindicación del carácter de Dios ante todo
el universo. El perdón de los pecados, la reconciliación de Dios con la raza
humana, fueron hechas no solamente en favor del hombre, sino también para
vindicar el carácter de Dios frente a las acusaciones de Satanás; para
manifestar y revelar el verdadero carácter de Dios. Y esto, Dios lo resolvió,
lo dejó acabado sin que yo tuviese nada que ver al respecto. El hombre no tiene
nada que ver en esto. El apóstol Pablo nos dice claramente en Rom. 5:8 =
"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros". Y en el versículo 10 dice: "Pues si
siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios, por la muerte de Su Hijo".
Siendo enemigos fuimos reconciliados. Y la reconciliación incluye el perdón,
por medio de la muerte de Su Hijo. Asi es que el perdón no tiene nada que ver
con lo que yo hago hoy en dia. No tiene nada que ver con mis oraciones, ni con
mis confesiones. Y Uds. dicen: pero Pr. Gambeta, entonces la confesión para qué
es ?. Ya les dije, vamos a estudiar qué es la confesión. Pero no pensemos
hermanos, que Dios nos perdona porque yo le estoy confesando los pecados,
porque yo le estoy pidiendo perdón. El mismo dice en Isa. 43:25 = "Yo soy
el que borro tus rebeliones y no me acordaré más de tus pecados". Si, Dios
perdona y borra las rebeliones, pero por qué las borra, por qué ?. Me salté un
pedacito del versículo. La razón que El da. Dice: "Yo soy el que borro tus
rebeliones por amor a mi mismo". Lo que está en juego es el carácter de
Dios ante el universo. Si El puede perdonar mis pecados hoy en dia, es porque
ya el pecado fue cancelado, pagado, por lo que Cristo hizo. Y por amor a Cristo,
Dios puede perdonarme. Yo no se cómo enfatizar más este punto en la mente de
cada uno de nosotros. No importa que yo le confesase un millón de veces a Dios
mis pecados. Si Cristo no hubiese muerto para pagar esos pecados, de nada
serviría mi confesión. No podría ser perdonado. Aunque me arrepintiese y
razgase mis vestiduras, y me vistiese en saco y ceniza, y le pidiese a Dios
llorando en lágrimas que me perdonase, si Cristo no hubiese muerto en la cruz,
Dios no me podría perdonar. Sin derramamiento de sangre no hay remisión de
pecado.
Vamos al segundo punto ahora. Creo
que quedó claro el primero, verdad ?. Segundo punto. El perdón debe ser aceptado
individualmente antes que produzca nuestra salvación. Aunque todos
estamos perdonados, yo tengo que aceptar el perdón que Dios me da, para que
esto sea efectivo en mi vida. Noten esta cita del Espíritu de Profecía:
"La justificación es un perdón completo y absoluto del pecado. En el
momento en que el pecador acepta a Cristo por la fe, en ese mismo momento es
perdonado. La justicia de Cristo le es imputada y no debe dudar ni un momento
más la gracia perdonadora de Dios". Para que el perdón tenga eficacia en
mi vida,
necesito aceptarlo. Necesito aceptar que Cristo murió por mi. Aceptar que El ya
me perdonó. Saben por que ?. Porque la libertad de conciencia es de suma
importancia en los planes de Dios. En nuestro estudio anterior hablábamos del
libre albedrío que Dios le dió al hombre. Dios no puede obligarnos a aceptar el
perdón. Es Dios todo-poderoso, si o no ?. Si. Hay algo que Dios, siendo
todo-poderoso, no puede hacer ?. Si, también. Qué es lo que Dios no puede
hacer, aunque todo lo puede hacer, porque todo-poderoso quiere decir poder
hacerlo todo ?. Dios no puede salvar a una sola alma en contra de la voluntad de
esa alma. Dios no puede salvar a nadie por la fuerza. Dios no puede perdonar a
nadie que no quiera ser perdonado. Aún cuando ya hemos sido perdonados por
Dios. Aún cuando ya estamos reconciliados. Yo tengo que aceptar el perdón en
forma individual, para que a través de esa aceptación reciba la salvación.
Permítanme ilustrar este hecho, con
una historia que apareció en un periódico hace algunos años atrás. En el
Arlington Time del 26-08-1854. Les voy a leer la historia directamente como fue
tomada del periódico, para no perder ninguno de sus detalles. Quizas la tendré
que resumir un poquito. Un joven que vivía en una pequeña ciudad de California,
en cierta oportunidad, bajo los efectos del alcohol, en medio de un juego de
naipes, perdió el juicio, y tomando el revólver disparó contra su mejor amigo
causándole la muerte. Fue apresado, juzgado, declarado culpable y sentenciado a
la pena capital: la muerte en la silla eléctrica. Como nunca antes había
cometido un hecho tal, y por el buen testimonio de quienes lo conocían, sus
amigos y familiares levantaron una petición, pidiendo su indulto. Parecía que
todo el mundo quería firmarla. Aún la esposa del amigo muerto, firmó la
petición, reconociendo que fue un hecho sin intención, lamentable. La voz se
corrió por otros pueblos y ciudades, y antes de mucho comenzaron a llegar
cartas de todas partes del Estado al Gobernador. Cuando el Gobernador,
impresionado por la cantidad de cartas y firmas, estudió el caso, conmovido,
decidió perdonar al joven y extenderle el indulto. Y asi, con el perdón por
escrito en su bolsillo, se dirigió personalmente a la prisión, para entregarle
él mismo el perdón. Al acercarse a la celda, en la sección de los que esperaban
la pena capital, el joven de nuestra historia lo vió venir, y confundiéndolo
por su apariencia con un ministro (venía con un traje negro), le gritó: Váyase,
no quiero verlo. Ya tuve bastante religión en mi casa, desde chico. Pero,
interrumpió el Gobernador, espere un momento joven; tengo algo para Ud.;
permítame hablarle. Mire, exclamó enojado el joven, ya han venido siete de su
clase a hablarme. Mejor es que se vaya por Ud. mismo. No necesito hablar con
nadie más. Se va por favor. Pero joven, insistió el Gobernador, yo tengo buenas
nuevas para Ud.; las mejores noticias; permítame decírselas. Ya le dije que no
quiero escuchar nada. Váyase, o llamo al guardia. El Gobernador se dió vuelta
con el corazón apesadumbrado, y se fue por donde vino. Por lo que veo has
recibido la visita del Gobernador, le dijo el guardia. Qué ?. Ese hombre que
parecía un pastor era el Gobernador ?. No solo eso, le dijo el guardia, traía
en su bolsillo tu carta de perdón, tu indulto; pero tu ni le dejastes hablar.
Oh, Dios mio, por favor, dijo el joven, tráigame papel y lapiz. Y sentándose
rapidamente escribió: Apreciado Señor Gobernador, le debo mis más sentidas
disculpas. Fue una tremenda confusión, etc., etc.. Cuando el Gobernador recibió
la carta, dándola vuelta, escribió en la parte de atrás: no más interesado en
este caso. Cuando llegó el dia en que el joven debía cumplir su sentencia,
antes de pasarlo a la silla eléctrica le preguntaron, como es la costumbre, hay
algo que Ud. desea decir ?. Si, respondió el joven. Estaban presentes sus
familiares, sus amigos, todos los que habían firmado esa petición pidiendo su
indulto. Una gran muchedumbre se había reunido en el patio de la carcel.
Quiero
decirle a todos mis amigos y seres queridos, a todos los ciudadanos de este
Estado y del pais, que hoy no muero por mi crimen. No muero por ser asesino. De
eso ya fui perdonado. El Gobernador ya me había perdonado. Podría vivir y ser
libre. Si muero hoy, continuó, es porque no quise aceptar el perdón. Querido
joven y señorita, querido hermano que me escuchas, nadie, absolutamente nadie
se perderá por los pecados que haya cometido. De esos pecados ya hemos sido
perdonados. Cristo mismo escribió con Su propia sangre el indulto de nuestros
pecados. Ya está escrito. Si algunos de los que están aqui presentes en esta
noche, sentados aqui escuchándome, se pierde, se quema en el dia del juicio
final, no será por ser pecador. No será por ninguno de los pecados que Ud. haya
cometido. Si tu y yo nos perdemos, será simplemente porque no quisimos aceptar
el perdón provisto.
Y vamos ahora al tercer punto. Lo
que hemos visto hasta aqui, es fácil de entender y aceptar. Repasemos; primero,
el perdón fue provisto por Cristo sin que nosotros lo hayamos pedido o
hubiésemos hecho nada para conseguirlo. Y para que este perdón sea efectivo en
mi vida, en segundo lugar tengo que aceptarlo individualmente. En palabras
teológicas, el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley. En
palabras claras y directas, nuestras obras, sean buenas o malas, no tienen
relación directa con nuestra salvación. Hasta alli, es fácil de aceptar, verdad
?. Todos están de acuerdo. Que para que el perdón sea efectivo en mi vida, yo
tengo que aceptarlo. A ver, puedo ver las manos de todos los que están claros
hasta aqui ?. Porque el tercer punto es un poquito más controversial. Y aqui
viene el problema. El perdón, cuando es aceptado, llega a ser un estado
permanente para el cristiano. En otras palabras, vive siempre perdonado. Aún
antes que confiese sus pecados a través de la oración de confesión, ya está
perdonado. Es más, si muere sin tener tiempo de confesar sus pecados, como ya
está perdonado porque está en Cristo, no se pierde. Y ahora Uds. se sonríen no
?. Les dije que los primeros dos los iban a aceptar fácil, pero el tercero es
un poquito más dificil de aceptar. Sin embargo, es tán importante, que le vamos
a dedicar un estudio completo a este tercer punto. Eso será el viernes. Aún
antes que tu confieses tus pecados, ya estás perdonado. Claro, las preguntas
inmediatamente surgen. Y el Sábado pasado alli a la salida me agarraron unos
cuantos, haciéndome preguntas no ?. Les dije que tienen que seguir la serie
completa. Entonces para qué sirve la confesión pastor, si Dios me perdona sin
que yo confiese; ya estoy perdonado; entonces no hace falta la confesión. El
Sábado por la mañana vamos a hablar de la confesión. Por ahora dejemos aqui.
Mientras tanto, podemos estar
seguros de nuestra salvación, aqui, hoy y ahora. El hecho, de si somos o no
pecadores, no determina si me salvo o me pierdo. Lo que Dios se fija es si
tengo o no tengo a Cristo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene
al Hijo de Dios, no tiene la vida eterna. Qué tengo que hacer pues para tener
la seguridad de mi salvación ?. Primero, creer. Comprender el significado del
sacrificio de Cristo. Leo: "El Señor quiere que los suyos sean sanos en la
fe; que no ignoren la gran salvación que les es
tán
abundantemente ofrecida. No han de mirar hacia adelante, pensando que en algún
tiempo futuro se hará una gran obra en su favor; porque la obra ya ha sido
completada". Dice la sierva de Dios, "no hay ningún pecado que pueda
cometer el hombre para el cual no se haya hecho provisión en el Calvario".
Saben, hablamos de alcanzar la salvación, de conseguir la salvación. Déjenme
decirles lisa y llanamente, no está en nuestro poder alcanzar la salvación,
obtener la vida eterna. Pero no tenemos que hacerlo. Eso ya fue obtenido por
Dios. Independiente de la actividad humana. Ya lo he dicho tantas veces que
estoy sonando redundante. Pero tiene que quedar claro. Si no lo captas, nada de
lo que yo diga en esta serie, va a tener significado alguno. Tiene que quedar
claro este punto.
En segundo lugar tienes que aceptar.
Aceptar el perdón provisto. Nuevamente la sierva de Dios: "El pecador que
perece puede decir: no necesito permanecer un solo momento más sin ser salvado.
El murió y resucitó para mi justificación, y me salvará ahora mismo. Acepto el
perdón que ha prometido". Mensajes Selectos tomo 1 es eso. "El venir
a Cristo no requiere un tremendo esfuerzo mental y agonía. Es simplemente aceptar
las bases de la salvación que Dios ha dejado bien claras en Su Palabra".
Review and Herald. Esa cita es fácil querido amigo. Es tán simple que parece
increíble. Todo lo que tienes que hacer es decir: Señor, quiero ser salvo.
Salvame. Eso es todo. No hay nada más. Te acepto. Te quiero a Ti mi Señor como
mi Salvador. No hay una angustia dolorosa, una lucha por obtener la salvación.
No !. Este asunto de luchar por obtener la salvación me deja a mi con
sentimientos encontrados. Es la vida del cristiano una lucha ?. Si o no ?. El
decir que la vida del cristiano no es una lucha, sería engañarnos. Pero una
lucha sobre qué ?. Para obtener la salvación ?. No!. Mil veces no!. Y qué de la
lucha cristiana me dices tu ?. Si, hay batallas que tenemos que librar. Las
batallas contra el yo. Esas si. Pero un cristiano inseguro de su salvación,
no!. Tendrás que luchar, tendrás que batallar y pelear duramente. Pero nunca lo
tienes que hacer con incertidumbre. Eso es justamente lo que te da fuerzas para
luchar y salir victorioso. Perteneces a Dios. Puedes tener esa confianza. Si
has aceptado al Señor Jesús Cristo como tu Salvador, entonces eres salvo.
Puedes decirlo ahora mismo sin miedo alguno. Estás seguro de tu salvación ?. Te
ha salvado El ?. Puedes decirlo ahora.
Y el tercer punto, confiar. Si mantenemos nuestra
vista fija en el Salvador, y confiamos en Su poder, nos sentiremos llenos de
tremenda seguridad, porque la justicia de Cristo será nuestra propia justicia.
La inseguridad trae como resultado el desánimo.
Y termino, leyéndote una cita del
Camino a Cristo. El diablo quiere que tu no estés seguro de tu salvación. Es
más, esta es una de las tentaciones más tremendas que vendrán al pueblo de Dios
en el tiempo del fin. Hacerles dudar de su salvación. Dice la sierva de Dios en
la página 71: "No nos dejemos engañar por las maquinaciones de Satanás.
Con demasiada frecuencia logra que muchos, realmente concienzudos y deseosos de
vivir para Dios, se detengan en sus propios defectos y debilidades; y
separándolos asi de Cristo espera obtener la victoria. No debemos hacer de
nuestro yo el centro de nuestros pensamientos, ni alimentar ansiedad ni temor
acerca de si seremos salvos o no". El diablo quiere que pensemos en
nuestros defectos, dice aqui, y debilidades, para que esto nos de miedo sobre
nuestra salvación. Soy tan malo; me equivoco; voy a perder mi salvación. Cuando
hace eso, logra desviar la mente de la fuente de nuestra fortaleza, de Cristo
Jesús.
Encomendemos a Dios la custodia de
nuestra salvación, y confiemos en El. Desterremos toda duda sobre si seremos o
no salvos. Disipemos nuestros temores. Reposemos en Dios. El puede guardar lo
que le hemos confiado. Si nos ponemos en Sus manos, nos hará más que
vencedores, por medio de Aquel que nos amó. Creer, aceptar y confiar. Puedes estar
seguro de tu salvación ?. Sin lugar a dudas. Claro que si. Sal de aqui feliz,
agradeciéndole porque El te ha redimido. Amen.
¿Estás Seguro de tu Salvación?
Reviewed by SAM
on
12/07/2016
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