Las 7 Postreras Plagas
Apreciado amigo:
Dios es amor aun en el ejército de su justicia
retributiva, y aun cuando castiga.
A pesar de ello cuando Satanás se reveló, negó ese
rasgo del carácter de Dios y lo acusó de injusto, aduciendo que exigir
fidelidad y obediencia a la santa ley era ausencia de amor. Cuando finalmente consiguió que el ser humano
viviera al margen de la ley o sea, que viviera en pecado, y por el pecado
entraran el dolor y finalmente la muerte, consiguió que se acusara a Dios de
injusto por no acabar con todo este drama de dolor y sufrimiento.
Pero en la cruz Dios exhibió incuestionablemente
su justicia y su misericordia. Fue tan
justo que no pudo tolerar el pecado, por lo que castigó el pecado en su
inocente Hijo Jesucristo, nuestro sustituto.
Y en esto ha consistido el clímax de su amor, "Porque de tal manera
amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
Sí, en la cruz, en el sacrificio de Cristo
"la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se
besaron" (Salmos 85:10). Pero
todavía Satanás sigue infiltrando calumnias contra el carácter de Dios. Algunos dicen: "Si Dios es bueno, ¿por
qué va a castigar y destruir?"
Otros dicen: "Si es justo, ¿por qué deja que continúe el
pecado?"
Pero la Biblia aclara ambos puntos: "El
Señor... es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9).
Al mismo tiempo el Señor dice: "Yo reprendo y
castigo a todos los que amo, sé pues celoso y arrepiéntete" (Apocalipsis
3:19). Finalmente, después de agotar
todos los recursos que conducen al arrepentimiento, en un acto de misericordia,
y por amor de su justicia, Dios tendrá que hacer "su extraña obra"
(Isaías 28:21), destruyendo a quienes escogieron vivir al margen de los
principios que imperan en el reino eterno.
Porque Dios es tan justo y misericordioso que respeta el libre albedrío,
tendrá que permitir que caigan sobre los rebeldes las consecuencias de lo que
ellos decidieron.
La Biblia presenta dos momentos en los cuales el
amor de Dios se expresará en el extraño lenguaje del castigo: antes y después
del milenio. Antes del milenio Dios
hablará en el extraño lenguaje del castigo por medio de las siete últimas
plagas.
Desde cuando entró el pecado en el mundo hemos
llegado a ser, espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres (1 Corintios
4:9). La cruz, el sacrificio de Cristo,
la forma como Dios manejó el drama del pecado y su carácter reflejado en el
remanente fiel, acabará reivindicando el carácter de Dios ante el universo. De allí las correctas conclusiones a las que
se arribará cuando caigan las 7 postreras plagas.
El universo verá que los que se rebelaron contra
Dios y soportan las plagas "blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder
sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria" (Apocalipsis
16:9). No habrá dudas de que merecen el
castigo final. Por otro lado, quedará en
claro que Dios es justo, y que sus juicios son verdaderos y justos.
La primera plaga es derramada sobre los que tienen
la marca de la bestia y adoran a su imagen, precisamente las cosas contra las
cuales había estado amonestado el pueblo de Dios, representado por el mensaje
del tercer ángel (Apocalipsis 14:9-10).
La primera plaga
La primera plaga caerá sobre la tierra, y
producirá una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tengan la marca
de la bestia y que adoren su imagen (Apocalipsis 16:2).
La primera plaga de úlcera incurable derriba por
completo la confianza depositada en el poder milagroso de los demonios
(Apocalipsis 13:13-14; 16:14).
La segunda plaga
El segundo ángel derramará su copa sobre el mar y
éste se convertirá en sangre como de muerto; y morirá todo ser vivo que haya en
el mar. (Apocalipsis 16:3)
La tercera plaga
Cuando el tercer ángel derrame su copa sobre los
ríos, y sobre las fuentes de las aguas, éstos se convertirán en sangre. En ese momento San Juan escuchó el ángel de
las aguas que decía: "Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eres, el
santo porque has juzgado estas cosas.
Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también
tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen" (Apocalipsis 16:4,6).
La segunda y tercera plagas obstaculizan la
comunicación marítima, el comercio impidiendo la consolidación de un Imperio
mundial y destruyendo el plan satánico.
También esta plaga confirma la culpabilidad de los impíos de la sangre
de los santos (Apocalipsis 16:5-7; 17:6; 18:6,8,11,17-18).
La cuarta plaga
El cuarto ángel vacía su copa sobre el sol, el
cual tendrá poder para quemar a los hombres con fuego. Y dice el apóstol San Juan: "Y los
hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que
tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria”
(Apocalipsis 16:7).
La cuarta plaga produce hambre, sequía física y
espiritual (Amós 8:11-12). El primer día
de la semana era el día de adoración al sol, una práctica muy pagana. Ahora los hombres son quemados por el sol.
(Apocalipsis 16:8-9).
La quinta plaga
El apóstol contempla que el quinto ángel derramó
su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas y se
mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaban contra el Dios del cielo por sus
dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras (Apocalipsis
16:10).
La quinta plaga cubre el trono y el reino de la
bestia de tinieblas. Pues Satanás
directamente y el papado como instrumento suyo pretendieron ser la luz de la
verdad. Ahora el mundo queda en la
oscuridad física y espiritual (Apocalipsis 16:10; Mateo 25:6; Job 34:20).
La sexta plaga
Cuando el sexto ángel derrame su copa lo hará
sobre el gran río Éufrates; y el agua de este se secará, para dar paso a los
reyes de Oriente (Apocalipsis 16:12).
Entonces el vidente dice: "Y vi salir de la boca del dragón, y de
la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a
manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los
reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran
día del Dios todopoderoso" (Apocalipsis 16:13-14). El Señor entonces declara que vendrá en forma
sorpresiva y promete una bienaventuranza al que vela y guarda sus ropas. Ése es el momento señalado por la profecía
para la reunión en el lugar que en hebreo se llama Armagedón (Apocalipsis
16:15-16).
La sexta plaga seca el río Éufrates. Las aguas representan gentes (Apocalipsis
17:15). Los reyes de Oriente son Cristo
y sus ángeles que vienen a liberar al pueblo de Dios (Daniel 12:1; Mateo
25:30-31).
Esta verdad espiritual está representada en el
Antiguo Testamento cuando Ciro el rey del Oriente con sus ejércitos secó el río
Éufrates, se tomó a la ciudad de Babilonia y liberó al pueblo de Dios (Isaías
41:2; 44:28; 45:1-6; 44:27; Jeremías 51:12-13, 63-64).
La batalla del Armagedón será el conflicto entre
Cristo y sus ángeles contra Satanás y sus ángeles; el campo de batalla es esta
tierra cuando Jesús descienda a ella glorioso. "Porque como un lazo vendrá
sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra" (Lucas 21:35).
La séptima plaga
Cuando el séptimo ángel derrame su copa por el
aire saldrá una voz del templo celestial, del trono, que dirá: "Hecho
está". "Entonces habrá
relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan
grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la
tierra. Y la gran ciudad (la gran
Babilonia) será dividida en tres partes, y la gran Babilonia será recordada por
Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira” (Apocalipsis 16:17-19).
La división de la ciudad en tres partes significa
que el dragón (el espiritismo), la bestia (el catolicismo) y el falso profeta
(el protestantismo apóstata) (Apocalipsis 16:13-14), que se habían unido en una
sola fuerza contra el pueblo de Dios, se vuelven a dividir acusándose
mutuamente porque se sienten engañados y frustrados.
En ese momento, en medio de terribles escenas
caerá del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de unos 34
kilos; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque
su paga fue sobremanera grande (Apocalipsis 16:21; Isaías 28:17).
Todo el mundo se confabulará contra Dios en la
persona de su pueblo (Apocalipsis 16:14,16), pactando dar muerte a todos los
santos del Altísimo.
"Una vez que el sábado llegue a ser el punto
especial de controversia en toda la cristiandad y las autoridades religiosas y
civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la negativa
persistente, por parte de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular,
la convertirá en objeto de execración universal. Se demandará con insistencia que no se tolere
a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia (católica) y a una
ley del estado (norteamericano); pues vale más que esos pocos sufran y no que
naciones enteras sean precipitadas a la confusión y anarquía. Este mismo argumento fue presentado contra
Cristo hace mil ochocientos años por los "príncipes del
pueblo". ‘Nos conviene’ —dijo el astuto Caifás—, ‘que un hombre muera
por el pueblo y no que toda la nación se pierda’ (Juan 11:50). Este argumento parecerá concluyente y
finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto
que los declare merecedores de las penas más severas y autorice al pueblo para
que, pasado cierto tiempo los mate (Apocalipsis 13:15-17). El romanismo en el Viejo Mundo y el
protestantismo apóstata en la América del Norte actuarán de la misma manera
contra los que honren todos los preceptos divinos" (Elena G. de
White, “El Conflicto de los Siglos”,
1993, Pág. 673, 1993).
En la séptima plaga se oye la voz de Dios a la
medianoche en su proclama del juicio del soberano que pone fin a la angustia de
su pueblo, indicando el día y la hora de su venida y se da el desenvolvimiento
completo de la iniquidad y de su originador Satanás (Apocalipsis 16:17; Joel
3:16; Job 34:20).
El derramamiento de las 7 postreras plagas
significa el cierre del tiempo de gracia para este mundo. Que el número de salvos se ha
completado. Que la ira de Dios se ha
derramado sin mezcla sobre una generación corrompida.
Las plagas expresan la ira de Dios hacia los que
reciban la marca de la bestia y hacia el trono de la bestia, preparando el
camino para la batalla del Armagedón, dividiendo en tres partes la gran ciudad
de Babilonia ; esto es destruyendo la triple alianza del dragón (espiritismo),
la bestia (el catolicismo), ni el falso profeta (el protestantismo apóstata,
Apocalipsis 16:13-14). Estas plagas
caerán sucesivamente pero en un período corto, pues cuando caiga la quinta
plaga los hombres todavía estarán sufriendo los efectos de la primera.
Los impíos quedarán hundidos en el reino de la
muerte por mil años (Apocalipsis 20:5).
¿Cuál es la condición de los santos mientras están
cayendo las plagas? Ellos son el objeto
especial de la protección de Dios. La
promesa es: "...Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra, mas a ti no
llegará. Ciertamente con tus ojos
mirarás y verás la recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu
habitación. No te sobrevendrá mal, ni
plaga tocará tu morada" (Salmo 91:7-10).
La Biblia dice: "Vi también como un mar de
vidrio mezclado con fuego y los que habían alcanzado la victoria sobre la
bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de
vidrio, con las arpas de Dios" (Apocalipsis 15:2).
Dios es justo, protegerá a quienes acepten el
regalo de su gracia ofrecido con todo amor.
Los redimidos de Cristo que acepten el sello de Dios y rechacen la marca
de la bestia (el anticristo) no serán castigados con las 7 postreras
plagas. Los salvados alabarán al Señor
por su liberación.
Los que posterguen su decisión de poner sus vidas
en armonía con la voluntad de Dios, deberán saber que no habrá una segunda
oportunidad para quienes rechacen la gracia de Dios ahora. La Biblia dice que está establecido para los
hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Hebreos
9:27). En Apocalipsis 15:5-8, Dios
revela que cuando los 7 ángeles recibieron las 7 copas de oro llenas de la ira
de Dios, el templo celestial donde Jesús intercede durante el juicio se llenó
de humo por la gloria de Dios y por su poder.
"Y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido
las siete plagas", lo que nos sugiere que para ese tiempo habrá terminado
el tiempo de gracia y de preparación; ya no estará funcionando el templo
celestial.
Para el momento final de la historia el mundo
estará dividido en dos grupos: los que tienen el sello de Dios en sus frentes
(Apocalipsis 7:1-3) y los que adoran "a la bestia y a su imagen”, y reciben
" la marca en su frente o en su mano" (Apocalipsis 14:9).
¿En cuál grupo deseas estar cuando comiencen a
caer las 7 postreras plagas? La decisión
es tuya. Pero recuerda que si desde
ahora has decidido recibir el sello de Dios mediante la entrega de tu corazón a
Jesús, él te capacitará para que entres en la observancia del sábado, como
símbolo del verdadero descanso en Cristo, y goces de la protección divina y
finalmente seas trasladado a su reino.
Las 7 Postreras Plagas
Reviewed by SAM
on
1/07/2017
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